lunes, 30 de julio de 2012

Bernardo O’Higgins el héroe olvidado por el Perú



A fines del pasado mes de octubre, César Gatica, funcionario diplomático de la Embajada de Chile en este país, publicó el texto “Semblanza del General Don Bernardo O’Higgins Riquelme”, primera obra que sobre el héroe se edita en el Perú y cuyo esquemático y breve contenido está destinado a resaltar las sobresalientes acciones que O’Higgins desarrolló a lo largo de su vida y especialmente sus actividades en beneficio del Perú y su libertad.

Bernardo O’Higgins Riquelme, el Libertador de Chile, siempre tuvo una muy estrecha y cálida vinculación con el Perú. En su infancia su padre, el Gobernador de Chile y posteriormente Virrey del Perú, Ambrosio O’Higgins, lo envió a estudiar a Lima al Colegio Carolino, bajo la tutoría de su amigo Ignacio Blake. En ese periodo compartió aulas con diversos representantes de la aristocracia limeña, entre ellos con José Bernardo de Torre Tagle.


Permaneció en esta ciudad desde 1790 a 1794, cuando tenía entre 12 y 16 años. Después su progenitor lo mandó a estudiar a Europa (Cádiz y Londres) donde permaneció hasta 1802.


Si bien don Ambrosio nunca lo reconoció legalmente, al menos lo sustentó materialmente, le proporcionó una educación de nivel excepcional y a su muerte, acaecida en 1801, le heredó la hacienda Las Canteras cerca Los Ángeles. Chile, lo cual le permitió asimilarse a la clase social más alta de su país natal, la que, no obstante, siempre lo rechazó por su origen ilegítimo, llamándolo despectivamente el “huacho” Riquelme.


Luego de alcanzada la independencia de Argentina y de Chile en 1818, convencido junto a su amigo José de San Martín, que para consolidar la libertad continental era indispensable destruir el poderío militar y político del Virreinato del Perú, financió con fondos chilenos, la Expedición Libertadora, la cual encabezó el propio San Martín en 1821, empresa militar con la que se dio inicio al proceso independentista que culminó con la batalla de Ayacucho en 1825.


El ingente gasto que significó el financiamiento de dicha expedición, contribuyó de manera importante a la desestabilización del gobierno de O’Higgins. La falencia en las arcas fiscales influyó para que su eterna enemiga, la aristocracia chilena, lo presionara hasta obligarlo a abdicar a su cargo de Director Supremo en 1823.


Se exilió en el Perú, país que lo acogió con afecto y generosidad. Dos años antes el gobierno de esta nación le había obsequiado las haciendas de Montalván y Cuiva, en Cañete, las que luego de él salvarlas de la quiebra y tecnificarlas, le permitió tener una vida holgada en este país. De ello Don Bernardo siempre estuvo agradecido. En una carta dirigida a los peruanos en 1842, escrita cuando intentaba retornar a Chile, viaje que ese mismo año frustró su muerte, expresó: “Debo al Perú una deuda que la vida más larga no bastaría a recompensarla, pero que sea larga o breve, no perderá jamás oportunidad alguna de satisfacerla en cuanto me sea posible”.


O´Higgins, en verdad es la única figura destacada de la historia chileno peruana que une fraternalmente al Perú y a Chile. Entre otras de sus actuaciones en pos de la paz y la concordia, destaca su férrea oposición a la guerra contra la confederación Perú Boliviana.
Por su heroicidad y trascendente trayectoria, el Gobierno de Chile restauró en 2008 la casa que él habitó en el Jirón de la Unión  y creó allí mismo un pequeño museo para difundir su obra en pro de los dos países y para recobrar en la memoria de los peruanos su figura y los fuertes lazos que lo unieron a este país.


De hecho, su único hijo, Demetrio, quien llegó a Lima a la edad de cinco años, fue diputado por Cañete, miembro de la Masonería peruana y dejó descendencia solo en el Perú.


Engendró a sus hijas Antonia Isabel y Carmen Demetria con las señoras Dominga Davis (1856) y Carmen Ruiz Calero (1867), respectivamente. Habría también concebido, con la señora Matea Girao, un hijo llamado Belisario cuyos descendientes preservaron el apellido O'Higgins en la región de Cañete, este hecho requiere de ser corroborado por los respectivos estudios científicos.

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